A la hora de retirarse de un empleo, existen diversas formas en las cuales hacerlo. Siendo la renuncia y el despido las más habituales. La realidad es que se trata de dos situaciones diferentes, donde la primera es una elección voluntaria. Por otra parte, la decisión del despido es tomada por la empresa, donde en muchos casos no cuenta la opinión del trabajador.
Tanto la baja voluntaria como el despido, requieren un proceso establecido para que sea considerado legal y procedente. Cuando se ha decidido cesar la actividad con la empresa, es necesario presentar una carta a los directivos, respetando el plazo determinado en el contrato laboral. Lo mismo que debe ocurrir cuando se pretende despedir al empleado, ofreciendo un tiempo prudencial para asimilar y actuar sobre esta decisión.
Cuando no se toman en cuenta ninguna de las pautas mencionadas, el trabajador puede no recibir su liquidación correspondiente. Del mismo modo, ante una actuación inadecuada de la empresa, el empleado podría ser beneficiado con una cuantiosa indemnización que perjudique a la misma.
Beneficios de la baja voluntaria
Cuando un trabajador es despedido por incumplimiento de las normas de la empresa, esto puede repercutir en la búsqueda de un nuevo empleo. Al momento de contactar a los antiguos empleadores, el motivo de despido será perjudicial para la imagen del profesional. Lo que podría, desafortunadamente, limitar su avance en su crecimiento laboral.
En cambio, cuando la retirada del empleo sucede por una baja laboral, esto no tiene por qué afectar en absoluto el currículo del profesional. Dado que no siempre estas situaciones ocurren por conflictos entre trabajadores, faltas a la normativa de la empresa o bajo rendimiento. Puede deberse simplemente a que el individuo busca otro tipo de ambiente.
Si se presenta una renuncia voluntaria, se obtiene una mayor ventaja en cuanto al tiempo. El profesional podrá tomar el control de su decisión y lo que esto podría afectar o beneficiar en su vida. Puede tener mayor libertad a la hora de planificar sus próximos pasos. Caso contrario al despido, que no siempre es algo esperado y puede resultar estresante tanto para el trabajador como para la compañía.
Inconvenientes de renunciar
La principal y más clara desventaja es que, al momento de comunicar una renuncia voluntaria, la empresa no tiene el deber de indemnizar al trabajador. Lo que si ocurre cuando se es despedido, y esto es considerado como improcedente. En estos casos, la compañía se ve en la obligación de compensar al empleado.
Si la decisión de retirarse es única y exclusivamente del trabajador, la petición de indemnización o prestación por desempleo no será tomada en cuenta. Esto con el propósito de resguardar los intereses de las empresas, en los casos donde un empleado busque darse de baja voluntaria con fines netamente económicos.
Si estás pensando en retirarte de tu empleo, recuerda hacerlo siempre bajo lo determinado al inicio de tu contrato laboral para evitar inconvenientes. Si por el contrario, eres un empleador que se encuentra en la necesidad de despedir a un trabajador y no sabes qué pasos seguir para hacerlo, DespidYa será la solución. Una empresa dedicada a buscar la procedencia, siempre legal, en el despido. Misma que ha ayudado a miles de compañías en España a superar esta difícil situación de la manera más adecuada.