La función de los peritos es una función más importante y más transcendente en distintos ámbitos de nuestra vida de lo que puede parecer, pues estos profesionales están presentes en momentos muy determinados de nuestra vida, tienen una actividad que puede traer una gran repercusión para nosotros y por ello conviene que les conozcamos.
De peritos los hay muchos, y de muchos tipos, hay desde el perito inmobiliario, al perito médico o al perito de seguros, pasando por supuesto por el perito judicial, que no es más que un perito de cualquiera de los otros ámbitos digámoslo así pero que presta sus servicios (a cargo o para ella) a la administración de justicia para determinar pericialmente los asuntos que se le encargan.
De peritos los hay muchos, y de muchos tipos si, pero su función en esencia es la misma en todos los casos: determinar el valor de aquel bien o valor a peritar, o bien determinar algún valor de este. Es decir, el peritaje tanto sirve para determinar el valor por ejemplo de compra de un inmueble, o mejor dicho (aunque obviamente también se puede peritar el valor de mercado) el valor de tasación (que no siempre coincide con el de mercado pero ese es otro tema), como para determinar el valor de un daño que este haya sufrido, y así en los múltiples casos que se puedan dar.
Así, la función del perito es dar un valor profesional a un determinado bien o valor que permite conocer de una forma justa aquel valor que corresponda, evitando así falsas artimañas o intereses distintos que hagan transformar la valoración y tornarla extremadamente subjetiva o que persigan directamente otros objetivos, como el resarcimiento excesivo o el lucro ilícito.